El Evangelio 

 

El mensaje de Dios a ti, pecador, es llamado “el evangelio.” El evangelio es una declaración completa de tu pecado, la condenación que mereces, y la salvación que Dios ha provisto. Aunque el evangelio es la oferta de Dios, no es una opción; el evangelio es el ultimátum de Dios. Aquellos quienes no creen el evangelio serán juzgados y condenados en llama de fuego.

 

El evangelio consiste en cuatro puntos sencillos, los cuales vienen explicados y comprobados a continuación.

 

Primero: Dios ha jurado juzgar tu pecado.

 

La Biblia declara que todos los hombres, sin excepción, son pecadores.

 

Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga bien y nunca peque.

 

Eclesiastés 7.20

 

La Biblia también afirma que tu pecado es una transgresión a los mandatos de Dios y una afrenta directa y personal a su santidad. Por ser infinitamente justo, Dios jura juzgar tu pecado y no olvidarse de ninguna cosa que tú hayas hecho, dicho, pensado, o deseado en toda tu vida.

 

Ha establecido un día, en el cual ha de juzgar al mundo con justicia.

Hechos 17.31

 

Dios traerá toda obra á juicio, el cual se hará sobre toda cosa oculta, buena ó mala.

Eclesiastés 12.14

 

Hay sólo un castigo para aquellos quienes son hallados culpables de ser pecadores: el infierno de fuego. Hay quienes niegan que el infierno existe y otros que piensan que Dios no sería capaz de condenarlos a un lugar tan horrible. Sin embargo, Dios estableció hace mucho tiempo que el infierno sí existe y que si tú pecas, aunque sea una sola vez, serás arrojado en las llamas eternas sin posibilidad de escape.

 

Los malos serán trasladados al infierno, todas las gentes que se olvidan de Dios.

Salmos 9.17

 

Condenados sean a muerte, desciendan vivos al infierno:

 

Porque maldades hay en su compañía, entre ellos.

Salmos 55.15

 

Segundo: Obras buenas y sacrificios religiosos no pueden salvarte del juicio de Dios.

 

Dios no perdonará tu desobediencia de sus mandatos sólo porque guardaste algunos de ellos. Por ejemplo: Nunca matar no es licencia de mentir. Cada mandato de Dios es un requisito y Dios demanda que tú cumplas toda su ley. Desobedecer un solo mandato es violar toda la ley de Dios.

 

Cualquiera que hubiere guardado toda la ley, y ofendiere en un punto, es hecho culpado de todos.

Santiago 2.10

 

Maldito el hombre que no permaneciere en todas las cosas que están escritas en el libro de ley, para hacerlas.

Gálatas 3.10

 

Dios tampoco será movido a misericordia por causa de sacrificios religiosos como limosnas, rosarios, peregrinaciones, misas, confesión, comunión, o distribución de literatura religiosa.

 

El sacrificio de los impíos es abominación.

Proverbios 21.27

 

Tu pecado es una ofensa grave que no puede ser pagado con ritos, repeticiones, y religiosidades. El único pago aceptable ante Dios por tu pecado es muerte.

 

El alma que pecare, esa morirá.

Ezequiel 18.20

 

La paga del pecado es muerte.

Romanos 6.23

 

Dios también afirma que él no acepta un sacrificio hecho por otro pecador a tu favor. Tus ministros y sacerdotes tienen el mismo problema que tú: Ellos son pecadores y enemigos de Dios. Además, los sacrificios que ellos pretenden ofrecer a Dios por ti no son aceptables. Ellos ofrecen misas y absolución pero Dios exige muerte y pago. Ellos ofrecen bautismo en agua pero Dios exige sangre.

 

 

Así que, todo sacerdote se presenta cada día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados.

Hebreos 10.11

 

Sin derramamiento de sangre no se hace remisión.

Hebreos 9.22

 

Tercero: Jesús pagó tu pecado con su propia sangre.

 

La Biblia dice que a pesar de tu rebelión y continuo pecado, Dios te ama y no quiere que tú seas condenado. Pero Dios tampoco puede violar su justicia y pasar por alto tu pecado. Para que tú puedas ser salvo de la condenación e ir al cielo, alguien perfecto tiene que morir y derramar su sangre para pagar tu pecado. A este fi n Dios mandó a su propio hijo, Jesús, para vivir una vida perfecta y morir sobre la cruz, derramando su sangre, y así efectuar un pago real por tus pecados.

 

Siendo aún pecadores Cristo murió por nosotros.

Romanos 5.8

 

Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo por su propia sangre, padeció fuera de la puerta.

Hebreos 13.12

 

Cristo fue ofrecido una vez para agotar los pecados de muchos.

Hebreos 9.28

 

Por esta razón Jesús es el único que puede perdonar tu pecado e interceder por ti ante Dios. María, los santos, el Papa, y los sacerdotes no pueden rogar por ti ni en manera alguna ayudarte.

 

No importa que tan “buenos” aparentan ser todos ellos son pecadores, incapaces de pagar por tus pecados y por lo tanto, descalificados como mediadores.

 

Y en ningún otro hay salud; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado á los hombres, en que podamos ser salvos.

Hechos 4.12

 

Porque hay un Dios, asimismo un mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.

1 Timoteo 2.5

 

Dios ya aceptó la muerte y la sangre de Jesús como pago completo de todos tus pecados. Por lo tanto, no hay incertidumbre acerca de la posibilidad de ser perdonado y salvado. No tienes que esperar hasta morir para saber si serás salvo o no. Jesús promete perdonar y salvar a todos los que cumplen el requisito que él pone sobre la salvación.

 

Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que á mí viene, no le echo fuera.

Juan 6.37

 

Mas á todos los que le recibieron, dióles potestad de ser hechos hijos de Dios, á los que creen en su nombre:

Juan 1.12

 

Cuarto: El requisito de Jesús para el perdón de los pecados.

 

Lo que Jesús requiere de ti para que tú puedas ser salvo es que tú creas en él. Pero creer en Jesús es mucho más que sólo creer que él existe, o creer en él como has sido inculcado. Creer en Jesús involucra cuatro pasos indispensables.

 

1. Arrepentirse.

 

El arrepentimiento es humillarse ante Dios y pedir perdón por tus pecados con la verdadera disposición de cambiar.

 

Empero Dios, habiendo disimulado los tiempos de esta ignorancia, ahora denuncia á todos los hombres en todos los lugares que se arrepientan.

Hechos 17.30

 

2. Convertirse.

 

La conversión es reconocer que tus creencias actuales son falsas e inútiles, y que dejes de confiar en ellas y que confíes únicamente en Jesús.

 

Os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo.

Hechos 14.15

 

 

3. Pedirle.

 

No basta tan sólo entender que Jesús es el único salvador, es necesario que tú, con tu boca y en tus propias palabras, le pidas en oración que te salve.

 

Y no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.

Santiago 4.2

 

¿Cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo á los que lo pidieren de él?

Lucas 11.13

 

4. Confesarle.

 

Jesús exige que le confieses a él ante los hombres. Si tú le niegas, el te negará. Si tú te avergüenzas de él, él se avergonzará de ti.

 

Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.

Romanos 10.9

 

Salvación no es un sentimiento y no es un algo que puedes tocar o ver. Salvación es la promesa de Dios que tus pecados son pagados y tu condenación es perdonada por la virtud del sacrificio de Jesús. Dios no miente; así que, cree en el Señor Jesús, y serás salvo. Dios te lo promete.

 

El que oye mi palabra, y cree al que me ha enviado, tiene vida eterna; y no vendrá á condenación, mas pasó de muerte á vida.

Juan 5.24

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